México enfrenta una creciente presión del mercado internacional que ve en el país a un potencial proveedor de aletas y carne de tiburón.
En los últimos seis años se exportaron 128 toneladas de aletas y carne de tiburón lo que derivó en la muerte de al menos mil 828 tiburones, según la estimación más reservada que considera un peso promedio de 69.5 kilos por cada ejemplar capturado.
Este volumen de exportación ocurrió entre 2014 y 2020 teniendo como destino principal los mercados de China, Europa y Estados Unidos, de acuerdo con la estadística de la Dirección General de Cooperación Internacional e Implementación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Hay que advertir que, las 128 toneladas correspondieron a especies de tiburones en México enlistados en los Apéndices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés).
El objetivo principal de la CITES es garantizar que la venta de flora y fauna no constituya una amenaza para la supervivencia de la especie.
No obstante, autoridades mexicanas reconocen que el volumen ilegal de captura y exportación podría ser mucho mayor debido a la alta demanda de aletas y carne de tiburón en el comercio internacional.
Esta tendencia ejerce una fuerte presión sobre las distintas especies de tiburón en México, considerado en la gastronomía como una “exquisitez”, un “símbolo de lujo” e incluso un “manjar afrodisíaco”
Hesiquio Beníquez Díaz, biólogo y director general de Cooperación Internacional e Implementación de la Conabio, explica en entrevista para Evlyn.Online, que de las 109 especies de tiburones que tienen presencia en el país, 39 son las que más se comercializan y 13 de ellas están reguladas por la CITES.
“Los que más se aprovechan por sus aletas son los tiburones martillo. Casi la mitad de lo que se exporta ahorita es tiburón martillo liso que es lo que más sale pero el tiburón mako yo creo que lo va alcanzar. El 80 por ciento son tiburones martillo y luego vienen los sedosos, pelágico y el zorro pero vamos a empezar a ver un incremento importante del mako”, detalla.
Antes de autorizar la exportación de aletas o carne de tiburones regulados por la CITES, la Conabio analiza la vulnerabilidad de la población, el periodo de veda e incluso la capacidad de carga que tiene cada embarcación que solicita el permiso para exportar, esto para evitar una sobreexplotación.
“Nos llega la solicitud de quien quiere exportar. Nos notifica cuánto quiere exportar. A veces nos lo ponen difícil porque nos dicen son 5 toneladas pero 1.2 vienen del Pacífico, 1.3 del Caribe y este cachito de otro lugar pero, además, del Pacífico 15 son de la especie tal, amparados con la factura 34 que es para cuatro especies.
Son hasta 14 días los que debería de tardar un trámite de estos. Del lado de la autoridad científica, a nosotros nos están dando 3 o 4 días para procesar toda la información. A veces pedimos precisión de información porque ponen un cero o un uno de más y hasta que estamos seguros lo resolvemos pero de ahí a que regrese a Vida Silvestre y que se emita el certificado CITES para exportación, es lo que pone como locos a los exportadores. Dicen: es que se tardan un montón, es pura burocracia, no me dejan exportar y yo tengo al comprador y ustedes con sus trámites se tardan una eternidad. Al menos, del lado de Conabio, tratamos de sacarlos lo más rápido posible”, abunda.
Aunque en México el aleteo (práctica consistente en capturar tiburones y cortarles las aletas desaprovechando el resto del cuerpo) está prohibido, ahora el mercado internacional busca aprovechar la mayor parte de la carne.
“Ahora tiene que llegar en el barco el número de aletas que tiene que coincidir con el número de cuerpos porque antes lo que hacían es que llenaban el barco con puras aletas y tiraban el cuerpo. El mercado asiático se lleva mucho, la gran mayoría de aletas pero sabemos que sí hay demanda en Estados Unidos de carne de mako, incluso también en Europa”, agrega Hesiquio Benítez.
Frente a la presión del mercado internacional, la Conabio y el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca), desarrollaron un estudio de las poblaciones de tiburón desde el punto de vista biológico para tener certeza del volumen de pesca que es seguro autorizar para exportación y analizar la viabilidad de fortalecer una cadena de comercialización para esta pesquería.
Se trata de un análisis de riesgo que tienen las diferentes especies de tiburón en México y el establecimiento de volúmenes seguros de exportación tomando en cuenta los periodos de veda así como el ciclo biológico de reproducción.
“Creemos que fue un gran logro que en enero, nosotros como autoridad científica del CITES y el INAPESCA como autoridad científica pesquera, coincidimos en los valores y ahora hay que llevarlos a la aplicación. Hemos logrado ponernos de acuerdo en que hay que cambiar los formatos para definir exactamente la especie. Estamos trabajando en guías de identificación, en talleres de capacitación con los pescadores y con las autoridades pesqueras. Yo creo que lo que vamos a ver en el futuro es una buena gestión y una ventaja competitiva de buenas prácticas para cuidar los tiburones”, agrega.
El análisis de riesgo elaborado por la Conabio y el Inapesca prevé definir los volúmenes sustentables de captura de cada especie de tiburón en las 6 zonas pesqueras del País: Baja California (zona 1), Golfo de California (zona 2), Mazatlán (zona 3), Oaxaca y Chiapas (zona 4), Golfo de México (zona 5) desde Tamaulipas hasta Yucatán (zona 6).
Mediante una gestión más ordena de la pesquería de tiburón, las autoridades mexicanas también pretenden reducir el impacto de la delincuencia organizada que lleva a cabo una pesca ilegal a gran escala, así como erradicar el pirataje.
“De pronto vienen barcos a aguas nacionales que pescan. Vienen de otros países y se van. Por ejemplo, la flota española pesca tremendamente las aguas africanas, va y regresa y los que tienen la tecnología de esos barcos saben que se mueven por todo el planeta, incluso van y se meten a aguas internacionales y hacen su agosto”, enfatiza el biólogo.
Tráfico ilegal desde Ensenada hasta Asia
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detectó que el tráfico ilegal de tiburón a escala internacional se realiza desde Ensenada, Baja California; y Manzanillo, Colima; hasta Asia.
De acuerdo con información de la Procuraduría proporcionada a Evlyn.Online, la forma de operar de los traficantes es a través de embarques combinados, es decir, mezclan especies que no tienen una regulación para su comercio internacional con aquellas que sí están en algún estatus de protección en la legislación nacional a través de la Norma Oficial Mexicana (NOM)-059-Semarnat-2010 o en los Apéndices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés).
Mediante esta estrategia, los traficantes evitan la obligación de presentar la autorización de exportación o el permiso CITES para fines de comercio de especies regulado, emitidos por la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Además, evaden la verificación de Profepa en el punto de salida de la mercancía.
A pesar de conocer el “modus operandi” de los traficantes, en los dos años de la actual Administración Federal la Profepa logró el aseguramiento de apenas un contenedor con aletas de tiburón.
Los hechos se registraron el 23 de mayo de 2019, en la Aduana de Manzanillo donde se encontraron 10 mil 400 kilos de producto pesquero. Las aletas de tiburón fueron aseguradas por la Fiscalía Estatal y la Profepa inició una carpeta de investigación que derivó en una persona imputada y el dictamen técnico para la reparación del daño por una cantidad superior a los 12 millones de pesos.
Es importante destacar que la Profepa también atendió dos llamados de la Aduana de Manzanillo para apoyar la identificación taxonómica de un embarque de aleta de tiburón y un embarque de piel en crosta, ambos de exportación.
Mientras en el primer caso, la Procuraduría reportó que dio el acompañamiento a la Aduana en su proceso legal, en el segundo caso, dado que las pieles se encontraban teñidas, recomendó a la Aduana el envío de muestras para su análisis genético decidiéndose finalmente, a sugerencia del INAPESCA, el envío de muestras al extranjero.
La Profepa considera que como parte de las estrategias para salvaguardar las especies de tiburón en aguas mexicanas es necesario generar más información científico-técnica que permita mejorar las evaluaciones que sustentan las tasas de aprovechamiento y la gestión de permisos de aprovechamiento.
Además, destaca que es importante elaborar materiales de referencia para una mejor identificación taxonómica de las especies, sus partes y sus derivados, así como promover la coordinación internacional para combatir ilícitos relacionados con el tráfico internacional de tiburones.
En México, ofertan bacalao y dan tiburón
El consumo de carne de tiburón también es altamente demandado en el mercado interno particularmente durante esta temporada decembrina en la que con frecuencia algunos establecimientos ofrecen la venta de bacalao pero en realidad, se trata de tiburones, expone Renata Terrazas, vicepresidenta de Oceana México.
“Cuando hicimos el estudio de ADN de bacalao nos dimos cuenta que de cada tres veces que nos vendían bacalao, uno era una especie distinta. Encontramos mayoritariamente tiburones sustituyendo al bacalao. Encontramos especies como el tiburón toro, el sedoso, el de puntas negras e incluso encontramos una especie que está en peligro, ya está en la categoría previa al riesgo de extinción y fue el tiburón martillo”, compartió en entrevista para Evlyn.Online
Por su apariencia y sabor, continúa, el tiburón se pesca con la finalidad de abastecer la alta demanda de bacalao durante esta temporada, pero también, para ofrecerlo como pescado en platillos donde el consumidor no tiene posibilidad de identificar la especie.
“El tiburón sustituye mucho el bacalao. El bacalao es seco y salado. La carne de tiburón resiste muy bien que se sale y además se camufla bastante bien con ese proceso. También pasa que en México la gente pide pescado sin especificar de qué especie y suelen darle tiburón. Encontramos que a veces te vendían marlín y en realidad, era tiburón. Entonces, básicamente lo pueden llegar a sustituir por cualquier especie sobre todo cuando te lo venden en taco, en machaca, cuando no puedes ver el filete”
La vicepresidenta de Oceana México considera “preocupante” que se deje en abandono a los tiburones que nadan en mares mexicanos, incluyendo aquellos que tienen una categoría de riesgo.
“Conapesca tiene en su margen de acción la posibilidad de impulsar medidas para restaurar ecosistemas. Cuando el INAPESCA señale que una población va en declive, que ya no permita la pesca, tiene que ser efectivo combatir la pesca ilegal y es importante que la política pública de México contemple la obligación de las autoridades de restaurar aquellas poblaciones que van en declive porque puede significar la pérdida de una especie, pero también romper el equilibrio ambiental marino”, enfatiza Renata.
Video: Cortesía “Desmitificando Tiburones”