Tras una década luchando en contra de las empresas mineras canadienses para evitar que se instalen en su pueblo, Virginia revela que su mayor temor es que su familia se desintegre debido a la persecución y estigmatización que enfrentan quienes se oponen a los proyectos extractivistas.
Temixco, Morelos. La abierta oposición que desde 2012 asumió Virginia Ramírez en contra del proyecto minero de las empresas canadienses Álamos Gold (antes Esperanza Silver) y Zacatecas Silver, que pretenden extraer oro y plata en su pueblo indígena de Tetlama, le ha costado perder su tranquilidad como mujer, como esposa y como madre.
“El temor es que algún día no vea regresar a mi esposo quien en 2020 sufrió una campaña de desprestigio tras haber denunciado la participación de la Cruz Roja Delegación Morelos con la minera, dicha campaña fue la exhibición de fotos de mi esposo, su número de contrato, correo electrónico, mensajes de amenazas y tortura hacia él. En esta campaña también se exhibió el nombre de mis hijas y esto causó severos daños psicológicos en mi familia, en mí. Miedo, temor al grado de que por intervalos de tiempo hemos tenido que vivir distanciados de mi esposo”, afirma en entrevista con Evlyn.Online
Virginia es integrante del Frente de Pueblos Indígenas y Colonias en Contra de la Minería en Morelos y durante la última década, su vida ha estado marcada por la persecución en contra de ella y su familia que se oponen a la explotación minera a cielo abierto en su territorio.
Su oposición al proyecto minero, dice, es por los impactos que tendrá en el medio ambiente y la explotación de sus recursos naturales como el agua y la vegetación que existe en sus cerros.
“El proyecto minero no solo nos va a afectar a nosotros como pueblo sino a su alrededor donde hay comunidades, está Xochicalco, Alpuyeca, la Unidad Morelos, el Aeropuerto, hay una zona a la que le llamamos Los Estanques donde se producen mojarras, afectaría también la Laguna del Rodeo donde hay personas que trabajan, ese es su trabajo, pescar para su propio consumo y venta para poder sobrevivir”, señala.
Aunque hasta ahora las empresas no han iniciado la explotación de los minerales, explica que el tejido social de su pueblo ya está fracturado entre quienes apoyan y aquellos que rechazan la presencia de la mina.
“Si bien es cierto que la mina todavía no está explotando, pero ha dinamitado ya el tejido social de la comunidad”, recalca.
En su opinión, las mujeres son quienes más han resentido la división de la comunidad porque son precisamente ellas quienes más dificultades tienen para hacerse escuchar.
“Para mí es triste ver y la impotencia de no poder hacer nada porque, aunque algunas sepan todo el daño que va a ocasionar, se quedan calladas porque no pueden hablar delante de un hombre, delante de las autoridades porque no tenemos voz. En nuestro pueblo las mujeres no tenemos voz ni voto en una reunión, en una asamblea no somos convocadas, somos ignoradas. Aquí se hace lo que digan los hombres, sobre todo los adultos”, apunta.
Ella misma admite que algunas veces se ha tenido que reservar sus opiniones ante familiares y amigos que apoyan la operación de la mina.
“Para mí es doloroso tener muchas veces que quedarme callada porque como mujer somos ignoradas muchas veces, quedarme callada ante mi familia o amistades que apoyan a la mina”, comparte.
Una de las cosas que más le duelen a Virginia, explica que es la violencia que promueven las empresas mineras en contra de las mujeres y los intentos que hacen por demeritar la lucha de quienes se oponen a su instalación afirmando que son apenas un grupo de 20 personas.
“La minera ha promovido la violencia contra la mujer de una manera muy sutil. Existen mujeres en mi pueblo que no pueden alzar la voz ya que ellas dependen mucho de un hombre, ya sea esposo o padre los cuales apoyan a la minera. En mi pueblo la mayoría apoya al proyecto minero y las pocas personas que estamos en contra, que no somos 20 como dicen. No, no somos 20 los que estamos en contra, somos más de 100 personas, pero mucho no se sabe porque no todos hablamos por miedo o por temor, ya sean hombres o mujeres que nos ven en la lucha y nos dicen que no están de acuerdo con la mina, pero tampoco se atreven a luchar contra ello”, añade.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Virginia celebra que su lucha en contra de la minera sea un ejemplo de tenacidad para sus hijas y confía en que más mujeres se sigan uniendo a la resistencia que mantienen en defensa del territorio.
Puedes escuchar el podcast de Evlyn.Online con Virginia como invitada aquí: