Ciudad de México. En maletas, jaulas, cajas de cartón u otras modalidades, al menos 45 mil 676 especies de vida silvestre intentaron comercializarse ilegalmente entre 2019 y 2022 pero su tráfico fue frustrado por inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
A pesar de los esfuerzos de México por combatir el tráfico ilegal de flora y fauna silvestre, este delito continúa impactando en los ecosistemas y la biodiversidad del país.
Hace apenas unos días, tres personas fueron detenidas en el municipio de Tolimán, Querétaro, por trasladar en un vehículo seis cajas de cartón con 440 ejemplares de peyote, una especie enlistada en peligro de extinción en la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-Semarnat-2010) y contenida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés).
Los ejemplares de peyote fueron incautados por elementos de la Policía Municipal e inspectores de Profepa identificaron la especie de vida silvestre.
En Córdoba, Veracruz, recientemente fueron aseguradas seis crías de mono araña que eran trasladadas en una caja de cartón dentro del maletero de un camión pasajeros. Esta especie también se encuentra enlistada en la NOM-059-Semarnat-2010 y la Ley General de Vida Silvestre prohíbe su aprovechamiento y comercialización.
Además, un operativo en un tianguis de Hidalgo fueron aseguradas 32 aves entre ellas cuatro ejemplares de la familia Psitacidae, dos pericos pecho sucio y dos pericos frente naranja cuya venta está prohibida de acuerdo con la Ley General de Vida Silvestre.
De acuerdo con la estadística de la Profepa, durante 2022, los reptiles fueron la especie que más aseguramientos arrojó en los operativos contra el tráfico ilegal de vida silvestre sobresale en particular la tortuga de Guadalupe o Pecho de Carey.
El cedro rojo, un árbol cuya madera tiene un gran valor comercial y que por su calidad se utiliza en ebanistería y carpintería, también fue de las principales especies aseguradas por la Procuraduría en ese año.
Otras especies que se trafican con mayor frecuencia, según datos de la Profepa, son:
De fauna, las tres especies de monos nacionales: mono araña, mono aullador y mono aullador negro.
Las seis especies de felinos: jaguar, ocelote, tigrillo, yaguarundí, puma, y gato montés.
Las 23 especies de psitácidos: guacamaya roja, guacamaya verde, loro cabeza amarilla, periquito frente naranja, periquito frente blanca.
Lagartijas conocidas como dragoncitos y escorpión, iguana verde, iguana negra, monstruo de guila.
Serpientes como la mazacuata y de cascabel.
Aves de presa: águila real, aguililla cola roja, aguililla de Harris, halcón cernícalo, halcón peregrino, búhos cornudos y lechuzas de campanario.
Especies marinas: pez totoaba, pepinos de mar, caballitos de mar y algunos corales.
Plantas: algunas cactáceas del género Mammilaria, especies de palmas del género Chamaedora, así como un gran número de especies de la familia de las orquídeas.
Madera de granadillo, palo de rosa, cocobolo, cedros y algunos pinos.
En el Día Mundial de la Vida Silvestre, que se conmemora cada 3 de marzo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace un llamado a reflexionar sobre la urgente necesidad de combatir el comercio ilegal de especies.
Además, este año la ONU conmemora el 50 aniversario de la CITES, una convención que es un acuerdo de cooperación internacional entre gobiernos para velar porque el comercio ilegal de fauna y flora silvestre no sea una amenaza para su propia supervivencia.
El principal factor que detona el comercio ilegal de vida silvestre es la demanda de mercado que es promovida por consumidores, muchos de ellos les atribuyen propiedades medicinales a productos derivados de las especies protegidas.