Si usted está a punto de degustar un pescado quizá un mero, una cabrilla, un huachinango o un jurel, es probable que el responsable de poner ese platillo en su mesa sea un pescador artesanal de pequeña escala, pero no lo sabrá porque el valor social y económico de la pesca ribereña está opacado en la estadística pesquera de México.

Los casi 300 mil pescadores ribereños que son responsables de poner en la mesa 9 de cada 10 pescados que se consumen en el País, son invisibles en el modelo de producción y valor comercial que reporta la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca).

Al revisar el Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca encontrará solo el volumen que se pescó de cada especie marina que reporta la Conapesca.

Pero de acuerdo con la Auditoría Pesquera 2.0 que fue elaborada por Oceana México, si solo se observan los volúmenes de captura no es posible responder a preguntas como ¿cuántas embarcaciones implicó esa pesca?, o bien, ¿cuántos permisos de pesca están asociados a la captura de esa especie?

Bajo este modelo, señala que es imposible visibilizar el papel crucial que juegan los pescadores ribereños abasteciendo al mercado nacional de especies como la escama marina, tiburón, camarón, pulpo y jaiba.

Se desconoce también el impacto social y económico que tiene la pesca en cada uno de los 300 mil pescadores ribereños y sus familias.

“Darle mayor importancia al volumen no permite saber quién se beneficia, quién tiene impactos positivos o quién come de la pesca. No sabemos qué tanto aporta cada especie a la cadena productiva, no sabemos cómo está el deterioro de las especies, no permite la trazabilidad del producto ¿qué quiere decir?, que no sabemos si la cabrilla que se pesca en Sonora va llegar a Monterrey o si es legal una vez que se está comiendo en la Ciudad de México”, explicó Esteban García Peña, director de Campañas en Oceana México.

Con el modelo que emplean las autoridades pesqueras para reportar los volúmenes de captura, tampoco es posible diseñar estrategias orientadas al combate de la pesca ilegal, agregó.

Foto: Carlos Aguilera, Oceana México

PESCADOS OCULTOS

Las 368 especies de pescado de escama que más se pescan en los mares mexicanos, presentes en los 17 Estados costeros y que representan el mayor índice de importancia social, están ocultos en la estadística de la Conapesca que las clasifica en el apartado de “Otras”.

En la Auditoría 2.0 de Oceana México sobresale que la pesquería de escama agrupa al 31.8 por ciento de los 10 mil 406 permisionarios a nivel nacional, así como al 23 por ciento de las 55 mil 226 embarcaciones con permiso que realizan actividades de pesca en el país.

Este análisis demuestra que dada la proporción de permisionarios y permisos asignados a la flota ribereña y de mediana altura, más del 90 por ciento de la producción nacional de escama marina proviene de los pescadores ribereños.

Por ello, destaca que al reportar la Conapesca como “otras” a la pesquería de escama, dificulta el seguimiento de las capturas y el esfuerzo asociado.

“La categoría ‘otras´ es una caja de pandora que necesita ser abordada de manera sistemática y cada especie necesita ser incorporada en su propia categoría para poder darle seguimiento a su pesquería de una manera adecuada, de lo contrario no sabemos exactamente qué estamos pescando”, agregó Esteban.

Foto: Carlos Aguilera, Oceana México
Foto: Carlos Aguilera, Oceana México

ÍNDICE SOCIAL DE LA PESCA

Para medir el impacto de cada especie en las comunidades pesqueras, Oceana México propone el uso de un Índice de Importancia Social de la Pesca que no solamente mida el volumen de captura sino también el número de permisos, embarcaciones, los empleos que genera cada pesquería y el impacto que tiene en la seguridad alimentaria.

“Hacemos un llamado a Conapesca y al Inapesca para que de manera urgente se evalué el estado actual de las pesquerías, se dé mejor atención a las que tienen mayor impacto social y se restauren los recursos pesqueros sobreexplotados y deteriorados”, expresó Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana México.

Renata enfatizó la importancia de dejar atrás el modelo de producción enfocado en el volumen para transitar hacia la construcción de un índice nacional que permita visibilizar a los pescadores ribereños y al mismo tiempo, enfocar acciones para el manejo sostenible de las especies pesqueras que garanticen un desarrollo social, económico y ambiental.

 

 

 

 

 

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