Los hallazgos evidencian que la quema de gas en instalaciones petroleras libera compuestos altamente tóxicos como benceno, hollín, óxidos de azufre y metano que se asocian a una mayor incidencia de partos prematuros y malformaciones congénitas en el sureste del país.
Ciudad de México. Un parto prematuro, el nacimiento de un bebé con bajo peso o con malformaciones congénitas, puede ser causado por una variedad de factores, pero en el sureste mexicano el riesgo es 87 por ciento más alto debido a la inhalación prolongada de aire contaminado con emisiones provenientes de la quema de gas fósil.
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) y CartoCrítica lanzaron una alerta para advertir que en la provincia petrolera Cuencas del Sureste, ubicada entre Tabasco, Veracruz, Chiapas y Campeche e identificada como la zona donde se concentran los mayores volúmenes de quema de gas fósil en México, las mujeres embarazadas enfrentan un riesgo 84 por ciento mayor de que sus bebés desarrollen malformaciones congénitas y un riesgo 87 a anomalías cromosómicas.
El riesgo se exacerba por respirar aire contaminado con benceno, dióxido de azufre y partículas de carbono negro que derivan de la constante quema de gas fósil o “flaring”, una práctica común en el sector petrolero, principalmente por Petróleos Mexicanos (Pemex), que genera graves implicaciones ambientales y afecta a las comunidades cercanas a estas infraestructuras.
La quema de gas fósil, especialmente en instalaciones terrestres como el centro procesador de gas Nuevo Pemex y las zonas rurales de Tabasco y Chiapas, es relevante debido a los impactos que tiene esta práctica en la salud de mujeres y bebés que viven en zonas habitacionales aledañas.
Por ejemplo, el estudio detectó que la alta concentración de dióxido de azufre identificada en estas instalaciones podría explicar que el parto prematuro presenta un incremento de 29 por ciento en exposición alta, y la prueba APGAR-una herramienta para evaluar la salud del recién nacido-alcanza un aumento al riesgo de 185 por ciento.

Juan Manuel Orozco, oficial de Proyectos de Conexiones Climáticas, destacó que en Tabasco, la industria del gas y el petróleo está enfermando y sacrificando a la población. Un sacrificio que empieza incluso antes de nacer. En Paraíso, por ejemplo, explicó que es común que los partos sean a los 7 u 8 meses de gestación, e incluso se han encontrado alteraciones genéticas en niños de Nuevo Torno Largo.
“Hay acciones urgentes que se deben implementar. Es escalofriante que en Paraíso haya dos escuelas colindando con la refinería, éstas deben ser reubicadas urgentemente; las madres y padres de familia han notado el rápido deterioro de salud de las niñas y niños de las escuelas”, compartió en conferencia de prensa.
Manuel Llano, director de CartoCrítica, señaló que las niñas y niños que nacen en zonas con alta quema de gas tienen más probabilidades de nacer con malformaciones o complicaciones de salud.
“No es una suposición, son datos. La quema de gas enferma desde antes del nacimiento y quienes viven cerca de los mecheros no pueden seguir siendo tratados como zonas de sacrificio. Es urgente que el Estado actúe para proteger la salud y los derechos de estas comunidades”, urgió.
Anaid Velasco, Gerente de investigación y política pública del Cemda, enfatizó la urgencia de que el gobierno mexicano implemente acciones concretas y progresivas para reducir las emisiones de metano, de forma que el medio ambiente y la salud de las comunidades queden protegidos desde un enfoque interseccional.
“Se sabe que mujeres e infancias son sectores vulnerables de la población, más cuando son personas indígenas, es momento de priorizar su bienestar y calidad de vida. La justicia climática demanda dejar de sacrificar a las poblaciones más vulnerables en pos de un mal entendido concepto de desarrollo”, recalcó.
La representante del Cemda recordó que con la práctica del “flaring”, el Estado mexicano no solo viola el derecho humano al medio ambiente, también a la vida, a la salud y a la educación.}

ES CLAVE MONITOREO DE CALIDAD DEL AIRE Y MEJORAR SENSORES PROAIRE´s
El monitoreo de calidad del aire y la red de sensores que abastece con datos a los reportes que se emiten a través de los Programas de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire, mejor conocidos como Proaire, debe mejorarse en las ciudades mexicanas para incorporar a los contaminantes que proceden de la quema de gas fósil.
Carla Flores, investigadora de CartoCrítica, planteó que la urgente necesidad de fortalecer el monitoreo de calidad del aire
“El monitoreo, además de tener que estar bien hecho, de estar consolidado, de tener mejor estructura, de ser transparente, tiene que tener un sistema de vigilancia. ¿Dónde están las fuentes emisoras?, y ya que tenemos las fuentes emisoras y el monitoreo, ¿y luego qué?, todas estas políticas públicas engarzarlas. Hay una cosa que se llama el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes, donde se reportan las emisiones al aire y no se están vinculando estos instrumentos.
Actualmente, dijo, los sensores con los que se lleva a cabo el monitoreo de calidad del aire en las ciudades son muy sensibles a partículas de 2.5 micras pero no registran otras emisiones de contaminantes como el benceno o tolueno.

URGEN A ASEA REFORZAR VIGILANCIA
Los resultados de este estudio, señalaron que refuerzan la importancia de que los actores involucrados en la extracción, producción, quema y distribución de hidrocarburos -particularmente de gas- cumplan de manera efectiva con la regulación existente para reducir las emisiones enviadas a la atmósfera. Igualmente, indicaron que se requiere que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) verifique que dicha regulación se cumpla y de no ser el caso actuar en consecuencia.
México, subrayaron, debe dejar atrás su muy alta dependencia de los combustibles fósiles y transitar hacia las energías renovables como forma de hacer frente a la crisis climática que aqueja al planeta y que está mermando la salud y calidad de vida de las personas.
AL DETALLE
Fuente: Cemda
La exposición a la quema de gas fósil (flaring) en mecheros se asocia con anomalías cromosómicas, cuyo riesgo aumenta 87% en niveles altos de exposición, y con otras malformaciones congénitas. Se observó un aumento significativo en el número de partos prematuros, así como peso, talla y APGAR bajos al nacer.