Ciudad de México. En México había 25.5 millones de personas en 2018 con carencias alimenticias pero la pandemia de Covid-19 está poniendo en riesgo a 13 millones más por ello, será fundamental que la pesca ocupe un papel preponderante en la dieta de la postpandemia.
El reporte “Lecciones de una pandemia: poniendo a prueba la resiliencia del sector pesquero mexicano”, presentado por Environmental Defense de México (EDF), Ethos Laboratorio de Políticas Públicas e Impacto Colectivo por la Pesca y la Acuacultura Mexicanas (ICPMX), concluye que el Covid-19 evidenció la importancia de fomentar el consumo de pescados y mariscos como parte de un sistema alimentario justo, resiliente y sostenible.
Durante estos meses de pandemia expone que muchas personas cobraron mayor conciencia acerca de la importancia de la alimentación y los hábitos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico lo cual obliga a visibilizar la pesca como una fuente de alimentos naturales o mínimamente procesados que aportan todos los requerimientos nutricionales a las personas.
“En la postpandemia, el sector de la pesca y la acuicultura deberá fortalecerse en el desarrollo local y consolidarse como un elemento fundamental en la cadena de abastecimiento alimentario en tiempos de crisis”, señaló Lina Pohl, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en México (FAO por sus siglas en inglés).
A través del consumo de pescados y mariscos apunta que se puede impulsar dietas inocuas, equilibradas y saludables que suministren todas las proteínas, energía y micronutrientes necesarios.
El sector pesquero tiene el potencial de producir proteínas saludables y asequibles para la población, especialmente para quienes habitan en zonas costeras, pero para ello, el reporte enfatiza que se deben fomentar prácticas sostenibles de pesca ya que el 90 por ciento de las poblaciones de peces están sobreexplotadas o han llegado a los niveles máximos de pesca.
Andrés Cisneros, investigador mexicano en la Universidad de Columbia Británica Canadá, expuso que, debido a los efectos del cambio climático, se espera una caída de al menos el 10 por ciento del valor económico de la pesca, no obstante, este impacto puede reducirse al implementar políticas pesqueras orientadas a garantizar la seguridad alimentaria y la sustentabilidad de los ecosistemas marinos.
Los océanos juegan un papel crucial en el sustento de la vida del planeta y abastecen de alimentos fundamentales para la dieta, pero la sobrepesca, la contaminación, la creciente demanda y el cambio climático han puesto a los ecosistemas marinos bajo un estrés extremo por lo que es necesario orientar las políticas alimentarias hacia prácticas sostenibles, apunta el reporte.
“Es importante visibilizar el valor nutrimental de los pescados y mariscos y su contribución a la salud. El pescado es un alimento rico en micronutrientes, ácidos grasos esenciales y proteínas animales. Su consumo puede ayudar al desarrollo cognitivo, aminorar el retraso del crecimiento, mejorar la salud materna e infantil, fortalecer el sistema inmunológico y reducir enfermedades cardiovasculares”, expresó Ana Larrañaga, directora de la Coalición ContraPeso.
De acuerdo con el reporte, los consumidores de pescados y mariscos tienen el potencial de catalizar un cambio en el sector pesquero si se preocupan por diversificar las especies que consumen y premian a los productores que se esmeran por trabajar dentro de los límites de la naturaleza, privilegiando el consumo de productos de procedencia legal nacional.
SISTEMAS ALIMETARIOS SOSTENIBLES
Una de las principales preguntas que deberían plantearse las autoridades del sector pesquero es ¿cómo se pueden implementar sistemas alimentarios sostenibles en México dada la complejidad y las distintas dimensiones de las poblaciones con carencias alimenticias?
La respuesta está en el cumplimiento de al menos 11 pasos que propone el reporte “Lecciones de una pandemia: poniendo a prueba la resiliencia del sector pesquero mexicano”, presentado por Environmental Defense de México (EDF), Ethos Laboratorio de Políticas Públicas e Impacto Colectivo por la Pesca y la Acuacultura Mexicanas (ICPMX).
Como primer paso, el reporte enfatiza que es importante garantizar una perspectiva de derechos humanos a partir de un marco normativo en el artículo cuarto constitucional sobre el derecho a la alimentación.
Posteriormente se debe privilegiar una política pública con enfoque de soberanía alimentaria y buena gobernanza en sistemas alimentarios bajo un marco normativo que incentive modelos de producción y consumo sostenibles y sustentables.
Se sugiere promover una producción integral que considere los momentos de procesamiento, almacenamiento, transporte y distribución de alimentos, incluyendo medidas regulatorias para acortar las cadenas productivas.
Además, se alienta una producción resiliente basada en guías alimentarias nacionales que consideren el cambio climático, tanto en sus afectaciones, como en la capacidad de reducir y mitigar sus efectos mediante la producción de alimentos.
Otros pasos a considerar son la implementación de una política agroalimentaria que considere el manejo sostenible y mejora de los suelos y ecosistemas, políticas públicas específicas para la agricultura familiar y la pesca artesanal, y reconocer las desigualdades que enfrentan las mujeres para participar en la producción de alimentos.
Será fundamental también, apunta el reporte, fomentar el consumo local, social y ambientalmente responsable, promover incentivos fiscales a la producción saludable y vincular los sistemas alimentarios sostenibles con sistemas de salud dada la crisis de obesidad y sobrepeso que enfrenta el país.