Martha Patricia Velarde reflexiona sobre los ocho años que lleva resistiendo en la lucha por la defensa del territorio en contra de la explotación minera de Grupo México en la mina Buena Vista del Cobre tras el derrame ocurrido en 2014 que causó graves daños a la salud y al medio ambiente de las familias sonorenses.
Baviácora, Sonora. Quizá el 6 de agosto de 2014 es una fecha más para usted, pero para Martha Patricia Velarde es el inicio de una lucha en contra de la mina Buena Vista del Cobre de Grupo México que, ocho años después, no termina pese a que le ha costado la contaminación de su cuerpo con metales pesados, el exilio de sus nietos y hasta la muerte de una de sus compañeras.
Lo que inició como una rápida respuesta a la emergencia en su municipio que resultó afectado aquel día por el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado en los ríos Bacanuchi y Sonora, se convirtió en un largo proceso de resistencia en contra de la minera para exigir la reparación del daño y medidas que garanticen la no repetición.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Martha reflexiona sobre lo que le ha implicado dejar de lado muchos aspectos de su vida por emprender una lucha por la defensa de su territorio junto a otras mujeres y hombres que a través de los Comités de Cuenca Río Sonora se han organizado para exigir tanto a la empresa como al Gobierno Federal la garantía de condiciones dignas para vivir, pero hasta ahora, no hay resultados contundentes.
“Son situaciones muy difíciles porque vives un proceso psicológico muy extenuante porque no sabes qué te espera. Cualquiera que escuche puede decir: ´pues a todos nos va a suceder, todos nos vamos a morir, sí, pero todos queremos vivir con la mejor calidad de vida posible a lo cual podemos acceder cuidando la salud y nosotros vemos cómo las autoridades se someten al imperio de la empresa, vemos la captura corporativa del Estado, vemos cómo supuestamente han instituido un plan de justicia que se llama Plan de Justicia para Cananea y Río Sonora y que puede estar muy bonito en el papel pero que no cumple las acciones mucho menos los tiempos. Eso es algo de lo más difícil como mujeres para enfrentar tanto la economía, los cuidados de la salud y la incertidumbre que tenemos de la calidad de vida que van a tener nuestras futuras generaciones”, comparte en entrevista con Evlyn.Online
Martha fue una de las mujeres cuyo cuerpo quedó contaminado con metales pesados como plomo, arsénico, manganeso y mercurio, luego del derrame ocurrido en los ríos Sonora y Bacanuchi. Esta contaminación se tradujo en un deterioro de su salud.
Pero la contaminación también alcanzó a sus nietos quienes tuvieron que migrar a otro país debido a los altos índice de metales pesados que acumularon en su cuerpo.
“A mí me ha causado problemas cardiovasculares, endócrinos, me ha ocasionado problemas de movilidad muy fuertes al grado de no poder realizar de manera continua mis actividades y me ha impactado porque desde 2015, a raíz de estos impactos en el cuerpo y la salud tuve que sufrir el exilio de mis nietos que se encuentran fuera del territorio nacional ya que se encontraban sus índices muy elevados de metales pesados”, explica.
El 5 de mayo de 2015, tras una gira en la que rendían un informe de los avances que tenía su lucha en la exigencia de la reparación del daño a Grupo México, Martha perdió a su compañera en lo que ella califica como un atentado en su contra.
“Sufrimos, para mí, un atentado que en su momento se dijo que fue un accidente en donde perdió la vida una compañera de nombre Karla Irene Duarte Duarte”, recuerda.
Pero cuando a esta mujer se le pregunta qué la impulsa para seguir luchando después de ocho años, ella no duda en responder que su principal motivación es procurar un mejor futuro a las nuevas generaciones para impedir que enfrenten un riesgo como que padecieron sus nietos.
“La principal preocupación como mujeres para enfrentarnos a esto es el daño que está causando a las generaciones futuras, a esos niños, a esos adolescentes que vienen detrás de nosotros si no se le pone un remedio y esa es la lucha y eso es lo que a nosotros nos impulsa como mujeres a continuar”, enfatiza.
En su experiencia personal, dice, es difícil resistir tantos años en una lucha colectiva porque con frecuencia hay desaliento, tristeza, desánimo y muchas otras emociones que debilitan el ánimo, pero confía en que, tarde o temprano, ella y sus compañeros llegarán a la victoria.
Y precisamente por eso, pide a las mujeres que al igual que ella luchan por la defensa del territorio, que no se rindan.
“No retrocedan, la justicia va llegar. Paso tras paso, una victoria tras otra, por pequeña que parezca, por un paso que parezca corto, que parezca irrelevante, todo inicia de esa manera, pero vamos a llegar a la victoria. Como mujeres somos guerreras, no se rindan. Estamos defendiendo algo que significa el todo en la vida, el territorio lo es todo porque en él se contiene la tierra que nos sustenta. Jamás se rindan, continúen en la lucha. Podemos tener momentos tristes, podemos tener situaciones en donde se pregunten ¿para qué?, cuando lleguen a ese punto, si tienen que esconderse en la cueva a llorar, háganlo, pero salgan con más fuerzas a seguir luchando porque la lucha por el territorio es la lucha por la vida”, afirma.
Puedes escuchar el podcast de Evlyn.Online con Martha como invitada aquí: