Quienes poseen terrenos en esta reserva natural saben que, por la importancia de sus servicios ecológicos, no es tan sencillo fraccionar, pero tampoco imposible
La Sierra de Santa Rosa en Guanajuato, identificada como una zona estratégica en la captación de agua para los acuíferos de la cuenca Lerma-Chapala, enfrenta una presión que avanza aceleradamente por dos fenómenos: la venta de terrenos a desarrolladores inmobiliarios y el cambio climático.
Habitantes de este enclave natural que comprende 113 mil hectáreas dominadas principalmente por el bosque de encino, se sienten acechados por un grupo de empresarios que les insisten en vender sus terrenos a “cambio de buenas ganancias”. Cuando los pobladores preguntan ¿cuál es el interés legítimo sobre su territorio?, la respuesta que obtienen es esta: construir, en el futuro, viviendas sustentables y amigables con el medio ambiente.
Quienes poseen terrenos en esta reserva natural saben que, por la importancia de sus servicios ecológicos, no es tan sencillo fraccionar, pero tampoco imposible pues ya hay ejemplos de desarrollos que obtuvieron una autorización de cambio de uso de suelo o bien, que simplemente construyeron sin el aval de la autoridad.
Recientemente las organizaciones de la sociedad civil Acción Colectiva Socioambiental y Movimiento Colibríes de Guanajuato reconocieron el operativo que la Fiscalía General de la República (FGR) realizó en el fraccionamiento “La Cucursola”, ubicado en terrenos forestales de la Sierra de Santa Rosa. Esto, luego de que, en 2023, promovieran una denuncia penal en contra de los desarrolladores por construir sin contar con autorización de impacto ambiental ni el estudio técnico justificativo para el cambio de suelo.
En la denuncia se responsabiliza a la empresa Loma de Irapuato S.A de C.V. y a su administrador, el ex diputado federal Sergio Fernando Ascencio Barba, así como a Mario Alejandro Navarro Saldaña, entonces presidente municipal de Guanajuato, y a Juan Carlos Delgado Zárate, ex titular de la Dirección General de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial.
Poseedores de terrenos en la Sierra de Santa Rosa, que accedieron a hablar con www.evlyn.online, dan cuenta que hay un interés particularmente por sus terrenos debido a que los desarrolladores inmobiliarios se enfrentan a una creciente demanda por espacios habitacionales que integren la naturaleza y, mediante enfoques de bioconstrucción, buscan reducir el impacto ambiental en reservas naturales como esta.
A escala forestal, la Sierra de Santa Rosa está dominada por el bosque de encino que alberga por lo menos 17 especies. Además, es hábitat de al menos 286 especies de aves de las 36 se identifican en algún nivel de riesgo o en peligro de extinción. Para las aves migratorias representa un importante sitio de descanso y su diversidad en flora y fauna la ubica entre las Reservas más importantes del país.
En el ciclo hidrológico, es crucial para garantizar el abasto de agua para unos ocho mil habitantes que se tienen identificados en la Sierra pero también para la recarga de acuíferos de la cuenca hidrológica más importante del centro del país. De su estado de conservación depende la disponibilidad hídrica de la ciudad de Guanajuato y otras poblaciones colindantes.
Además de la presión inmobiliaria, la Sierra de Santa Rosa también resiente la presión del cambio climático a partir de modificaciones en los ciclos de las precipitaciones y los prolongados periodos de sequía que ya detonaron pérdidas de vegetación, fragmentación del hábitat, y un mayor riesgo de incendios forestales.
La doctora Michelle Farfán Gutiérrez advierte en “Combaten incendios forestales en la Sierra de Guanajuato que:
“Se están generando condiciones en la Sierra para que, en un pequeño plazo, si llegan a existir de nuevo incendios, se vuelvan más complicados de combatir porque hay mucho combustible disponible para arder y la humedad del suelo no está presente. Si movemos un poco la hojarasca, está seco. Esto también está llevando a que los encinos sean más sensibles al calor y a las plagas. Se están presentando en la Sierra de Santa Rosa condiciones que hablan de que el bosque está estresado, vulnerable y que pueden llevar a un decaimiento forestal de las especies. Ya existen síntomas de alarma de la sanidad forestal, más los incendios forestales, y en un contexto de calentamiento global como en el que nos encontramos, van a comprometer más a la vegetación y no va a poder recuperarse tan rápido”, anticipa en entrevista.
Frente a un panorama de creciente presión inmobiliaria y climática sobre la Sierra de Santa Rosa vale la pena visibilizar los esfuerzos de conservación, resiliencia y defensa del territorio que se llevan cabo desde diferentes actores que convergen en la entidad.