Bahía de Altata Navolato, Sinaloa. Yanett Miranda Castro Medina es una almejera en busca de compradores de almeja legal.

Sí, lo que ella busca son clientes interesados en comprar almejas de procedencia lícita, con la talla que establece la regulación pesquera y deseosos de tener la certeza de que el producto pesquero que compran, es sustentable y no implicó un impacto negativo al mar.

Todo comprador interesado debe estar dispuesto a pagar el precio justo por las almejas.

“Solamente pedimos lo justo. Que nuestro trabajo valga lo que tenga que valer”, dice Yanett en entrevista con Evlyn.Online

El pago justo se refiere a que el comprador recompense el esfuerzo que implicó la recolección de cada almeja para esta pescadora que representa a todo un grupo de mujeres que integran la Cooperativa Almejeras de Santa Cruz.

Las Almejeras de Santa Cruz, lideradas por Yanett, acostumbran a salir a pescar en grupo.

Pie de foto: Yanett junto a sus colegas
Pie de foto: Yanett junto a sus colegas

En un video que ellas mismas grabaron durante una jornada de trabajo en el mar se puede ver el momento en el que Yanett da un brinco para bajar de la panga, abraza una cubeta y nada aproximándose al manglar para recolectar las almejas que más tarde llevará a vender.

Mientras ella busca almejas entre el manglar, sus colegas conducen la panga. Una de ellas se adelanta a amarrar la embarcación en una rama de mangle para mayor seguridad de la tripulación.

Es una jornada cotidiana para este grupo de pescadoras.

-Acá hay una y allá otra-le gritan sus colegas a Yanett para agilizar la colecta de la almeja.

Para estas mujeres, recolectar la almeja representa un riesgo porque suelen pescar descalzas así que toman algunas precauciones.

Pie de foto: Yanett y el resto de las mujeres almejeras
Pie de foto: Yanett y el resto de las mujeres almejeras

“Hay gente que prefiere ir descalza. Usamos aditamentos porque te cortas mucho, es peligroso. Te puedes cortar una vena del pie y desangrarte allá (en el mar), en lo que tardan en traerte pueden suceder muchas cosas. También tenemos las mantarrayas que son muy dañinas, muy peligrosas, muy dolorosas también”, explica Yanett.

Ella es de las que suelen pescar descalzas y con orgullo se autodefine como una “Pata Salada” porque desde que llega a la playa, y hasta que concluye su jornada, se quita los zapatos y sus pies están en contacto permanente con el agua salada del mar.

“Es como resetearnos”, dice.

Una de las cosas que más disfruta de las jornadas de pesca es la complicidad entre sus colegas.

“No hay día que vayamos a pescar y no mires que vamos alegres, jugando, cantando, bromeando. Yo creo que nos da esa felicidad el saber que estamos haciendo algo bien y que hoy más gente sabe que hay más mujeres en el mar que estamos trabajando y sacan almejas”, comparte.

En el sector pesquero, Yanett es conocida y respetada porque fue pionera en obtener un permiso de pesca para integrar la primer Cooperativa de mujeres almejeras pero la gestión de las autorizaciones no fue asunto sencillo.

“Hay mucho proceso en casi todas las instituciones del Gobierno. Ah oiga, ocupa esto. Te dicen, te hacen dar la vuelta y al día siguiente que ya cumpliste con todo eso, te dicen ah le faltó esto también. Dices tú, ¿es porque me están poniendo el pie o es porque realmente la cosa es así? Tengo la visión de que al sector pesquero lo tienen muy pisoteado en la parte administrativa”, expone.

A esta almejera le tocó enfrentar comentarios discriminatorios por género mientras gestionaba los permisos de pesca.

“Cuando fuimos y solicitamos por primera vez un permiso en una oficina de pesca que debería de haber sido solamente su obligación recibirnos los documentos, sí nos hicieron allí como motivo de burla ante otros señores pescadores y yo me sentí como bien impotente porque comúnmente no soy una mujer que me quede callada y esa vez me quedé con el nudo en la garganta por no saber qué decir, se me hacía increíble recibir ese trato”, recuerda.

Pie de foto: Yanett es pionera en fundar la Cooperativa de mujeres almejeras en Sinaloa
Pie de foto: Yanett es pionera en fundar la Cooperativa de mujeres almejeras en Sinaloa

Aunque considera que las mujeres en la pesca tienen que derribar los primeros obstáculos en su propia familia, por ejemplo, con el hombre de la casa.

“La parte de reconocimiento y de abrir brecha es en tu casa porque sí ocupas del apoyo de tu esposo y de tu familia porque no es igual que un hombre se vaya como dirigente de una organización, que se vaya a las 7 de la mañana y llegue a las 7 de la noche, a una mujer que tiene que atender a sus hijos, prepararles la comida, dices tú ¿y quién los va atender?”, explica.

Yanett es hija de pescadores y se le quiebra la voz cuando piensa en su papá y en todos los hombres que se dedicaron a la pesca y que hoy son adultos mayores sin acceso a una pensión, a un servicio médico o a una protección social que les garantice una mejor calidad de vida. Por este motivo, ella lucha para que sus almejas se paguen a un precio justo.

Además, tiene una meta inmediata: lograr que el sector pesquero tenga un reconocimiento nacional bajo una visión en la que las mujeres y los hombres pescadores accedan a mejores oportunidades.

“La pesca para crecer tiene que crecer juntos hombres y mujeres de la mano. Yéndonos bien a las familias de los pescadores, no tenemos por qué tener una economía de país como la que tenemos ahora”, recalca.

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