La oposición al proyecto minero de la empresa canadiense Almaden Minerals le ha costado a Lucía perderse muchos momentos familiares junto a su esposo y sus hijos sin embargo, está decidida a mantenerse en resistencia por la defensa de su territorio para evitar que la minera explote metales pesados como oro y plata a cielo abierto con severos impactos sociales y ambientales en su pueblo. 

Ixtacamaxtitlán, Puebla. Lucía Guadalupe Martínez llegó en 2011 al pueblo de Santa María Zotoltepec convencida de que ese era un mejor lugar para vivir en comparación con la Ciudad de México donde radicó por muchos años, pero nunca se imaginó que volver a su tierra natal le implicaría iniciar una lucha contra un gigante minero.

El paisaje dominado por la naturaleza poblana, las tradiciones y las fiestas de su pueblo, fueron el principal motivo por el que decidió establecerse en Santa María Zotoltepec, su lugar de origen y donde vivía su madre.

Sin embargo, apenas tenía unos meses de haber llegado cuando se enteró, a través de un video, que en ese lugar la empresa canadiense Almaden Minerals construiría una mina para explotación a cielo abierto de oro, plata y zinc.

Ella había escuchado que unos señores daban trabajo a mucha gente del pueblo pero no se imaginó que los estaban contratando para realizar los trabajos de exploración minera.

“Yo llegué aquí y se me hizo un paraíso, estando en mi tierra y viendo la paz y tranquilidad que había yo era muy feliz pero cuando me entero de lo que los señores pensaban hacer me impacté demasiado y dije no, yo voy a luchar”, comparte en entrevista con Evlyn.Online

Pie de foto: Lucía Guadalupe Martínez lucha contra las empresas mineras canadienses. Crédito: Especial
Pie de foto: Lucía Guadalupe Martínez lucha contra las empresas mineras canadienses. Crédito: Especial

 

Tras conocer el impacto ambiental y social que ocasiona la extracción de minerales a cielo abierto, dice, su principal preocupación fue el futuro de los adultos mayores y los niños de su pueblo.

“Pensé pues en la niñez, en los ancianos, porque yo pensaba ¿quién los defiende a ellos?, ¿a dónde se van a ir si se abre la mina?, pobrecitos ellos nacieron aquí y los niños no van a conocer una tierra linda, los manantiales, los ríos, la naturaleza. Eso me hizo poner manos a la obra y yo dije: yo voy a defender mi tierra y a partir de ese año, 2011, yo inicié la defensa de mi tierra”, rememora.

Junto a un grupo de hombres y otras 20 mujeres, Lucía inició una movilización social de lucha contra la minera, pero reconoce que hay personas que no se unen a la defensa del territorio debido a que se sienten intimidadas por la empresa minera.

La mayoría de la gente en su pueblo, explica que no tiene tiempo ni dinero para luchar contra un gigante minero, pero pese a ello, han aprendido a organizarse para mantener su lucha. Ella misma ha tenido que sacrificar el tiempo con su familia, su trabajo y su propia salud.

“Dejar mi hogar, desatender a mi esposo y a mi madre cuando la tenía porque estaba muy enfermita, ella era mayor de edad, entonces, yo por andar en la lucha dejaba a mi madre encargada con una persona. Dejaba mi casa, mis animales. Incluso, nosotros vivimos del campo y en tiempo de la lluvia que es cuando sembramos, también desatendía mi trabajo”, explica.

Pie de foto: A Lucía le gusta involucrase en las tradiciones de su pueblo. Crédito: Especial
Pie de foto: A Lucía le gusta involucrase en las tradiciones de su pueblo. Crédito: Especial

 

Lucía tiene cinco hijos y admite que muchas veces no ha podido asistir a encuentros y reuniones con ellos debido a que debe permanecer en la defensa de su territorio para evitar que la mina inicie operaciones pero está convencida de que vale la pena su lucha.

“Vale la pena en muchos aspectos porque mi tierra era llena de paz, armonía entre los vecinos, entre la comunidad, los familiares, nuestros días de fiesta eran maravillosos, pero se acabó todo y eso que estamos en la etapa de exploración, no me puedo imaginar cuando llegue la etapa de explotación y la verdad para mí es súper interesante, aunque me he llegado a enfermar por tanta tensión”, agrega.

Una de sus principales preocupaciones, dice, es que si se construye la mina se reducirá la disponibilidad de agua en su pueblo.

“Si se hiciese la mina, va acabar con todo. Nuestra tierra ya no va a producir las semillas para alimentarnos, el agua se acaba y acabándose el agua, se acaba la vida. Todos nuestros animalitos del campo que luego de allí comemos, o por ejemplo nuestros animales que criamos con lo que nos da la tierra entonces, de verdad, es muy valioso estar luchando por nuestro territorio”, plantea,

Actualmente, la empresa minera continúa los trabajos de exploración en su pueblo pero Lucía señala que esto ya provocó una división entre los que apoyan y los que rechazan la mina teniendo como consecuencia la pérdida de la armonía social y familiar.

“La gente ya está desunida. Familias completas estás desunidas. En nuestras fiestas ya no hay ese regocijo que había antes, esa paz, esa armonía cuando se hacían los convivios, era algo maravilloso, era emocionante cuando iba llegar la fecha de la fiesta porque tenemos 2 fiestas: el 2 de febrero y el 15 de agosto. Antes era algo muy hermoso pero ahora ya no porque estamos divididos. Es más, muchos ya ni salimos el día de nuestra fiesta patronal”, detalla.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, Lucía hace un reconocimiento a las mujeres que al igual que ella, están al frente de la lucha contra los megaproyectos mineros porque, desde su experiencia personal, afirma que es difícil enfrentarse a la minera debido a la prepotencia de sus representantes que tienen presencia en su pueblo.

Puedes escuchar el podcast de Evlyn.Online con Lucía como invitada aquí:

https://youtu.be/pmjXYBlHB2g

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