Urgen expertos suspender las obras del Tren Maya en el tramo Bacalar-Chetumal tras advertir daños irreparables en el flujo del sistema lagunar el cual alberga el mayor arrecife bacteriano del planeta y cuya salud depende de la posibilidad de un permanente y libre intercambio de agua entre lagunas, el río Hondo y el mar Caribe.
Chetumal, Quintana Roo. La urgencia con la que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) construye el tramo Bacalar-Chetumal del Tren Maya, ya ocasionó que los humedales sean rellenados y se afecten los flujos naturales del sistema lagunar. En consecuencia, está registrando cambios en su temperatura, color y caudal modificando el hábitat de cientos de especies de flora y fauna, alertaron ambientalistas.
“El problema es el trazo que Sedena ha decidido realizar el cual conlleva el relleno de varios kilómetros de humedales afectando los flujos naturales y por ende la temperatura, el color y el caudal. Es en realidad una falta de responsabilidad de parte de Sedena, de Fonatur, de la Semarnat y del gobierno del Estado, quienes deben garantizar el cuidado y conservación de este importante ecosistema. La construcción de un puente elevado para evitar impactar el estero de Chac no resuelve el problema”, denunciaron.
En una carta pública, dirigida al Presidente Andrés Manuel López Obrador, ambientalistas y organizaciones ecologistas de la sociedad civil, urgieron suspender las obras del Tren Maya en el tramo Bacalar-Chetumal ya que, de continuar su construcción, advirtieron que se ocasionarán daños irreversibles en el sistema lagunar.
Para esta región en particular, expusieron que han constatado que la construcción de las vías para el Tren Maya no está tomando en cuenta el enorme valor de los humedales y ni ha dado la importancia debida a los procesos de conectividad entre ecosistemas acuáticos.
“Esto es evidente ante lo ocurrido recientemente en el estero de Chac al sureste de la laguna de Bacalar y lo que estará por ocurrir a lo largo del tramo de vías que corre al oeste de la laguna hasta la ciudad de Chetumal, en donde la construcción de un camino basado en el relleno de sascab tendrá impactos incalculables. Por razones de presupuesto y tiempos políticos se ha priorizado la celeridad y la urgencia de terminar la obra sin una estrategia de prevención de impactos basada en la planeación de acuerdo con la naturaleza de los ecosistemas”, denunciaron.
La obra del Tren Maya, continuaron, tiene una lógica constructiva que no se adecúa al entorno en el que se construye, sino que se pretende modificar el entorno para adecuarse a la lógica constructiva, lo que constituye la fórmula perfecta para exacerbar el deterioro ambiental a cambio de un posicionamiento político, dejando un escenario propicio en el que los fenómenos naturales se tornen en desastres para el medio ambiente y la sociedad.
La decisión de pasar la vía por encima de los humedales, señalaron que toma por sorpresa a la ciudadanía ya que no se ha hecho ninguna consulta pública, no se ha divulgado ningún documento justificativo y menos se ha puesto a la disposición el proyecto de ingeniería.
Además, la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) omite referirse a los resultados de algún posible estudio geológico y geohidrológico que permita descartar colapsos en el trazo de la vía férrea.
“Las particularidades de esta región hacen evidente la necesidad de adoptar un nuevo paradigma de conservación y aprovechamiento, basado en el respeto a los procesos de conectividad transversal costera. La importancia y valor de estos procesos de conexión transversal se evidenciaron cuando en 2020, y como resultado de intensas precipitaciones debido a una tormenta tropical, los espectaculares colores azules de la laguna de Bacalar se tornaron verdes y marrones como resultado del arrastre de materiales por escorrentía. Una escorrentía que en el pasado fue difusa y dispersa, ahora es una escorrentía canalizada por el sistema de terraplenes que constituyen las carreteras, aunado a la expansión de la frontera agrícola, a la deforestación y a la reducción de las áreas de infiltración por el aumento de cobertura de concreto y asfalto”, advirtieron.
Los ambientalistas y las organizaciones civiles relataron que en los pasados meses han visto con asombro en el sur de Quintana Roo, la llegada de la Sedena y el inicio de las obras del proyecto Tren Maya. Primero abrieron la brecha principal derribando miles de árboles y se percataron que ésta se había hecho de entre 50 y 70 metros de ancho.
“Nos sorprendió la construcción de cientos de accesos a la brecha principal desde la carretera federal con aperturas de entre 15 y 25 metros de ancho. Dentro de la selva, las máquinas abrieron espacio para la instalación de decenas de bancos de materiales con más de 15 hectáreas cada una para la extracción de material de relleno. Vimos como cientos de camiones volteos cargados de sascab y piedra invadieron la carretera entre Chetumal y Carrillo Puerto para rellenar la brecha principal y brechas secundarias. Finalmente hemos visto cómo están rellenando los humedales”, agregaron.
En el sur de Quintana Roo se encuentra un conjunto de lagunas interconectadas por canales y por cientos de hectáreas de humedales y “bajos” cubiertos por manglares y orquídeas que conforman el hábitat de aves, reptiles, mamíferos y peces. La fragilidad de este ecosistema se agudiza con las obras del Tren Maya.
Entre los firmantes están expertos ambientales como Sergio Madrid del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, Luis Zambrano, Miguel Alejandro López Olvera del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, así como las organizaciones Selvame del Tren, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro Cultural y de Derechos Humanos “Casa Colibrí ” Valladolid, Va por mi Gente A C, entre otros.